domingo, 1 de noviembre de 2015

¿Cómo se puede ser feliz en el dolor?


Vuelvo a pasar por uno de esos momentos límite que me parecen insufribles y me viene a la cabeza una de las preguntas de El invitado imprevisto, que precisamente titula este artículo.

Si no hay nada más alejado de los deseos de felicidad del hombre que el sufrimiento humano, ¿Cómo se puede ser feliz en el dolor?

En una ocasión, una chica me hizo esta misma pregunta delante de 100 estudiantes de 2º de Medicina, que no se conformaban con una respuesta cualquiera. Le respondí:
En sí mismo el dolor no da la felicidad, es necesario buscar algo que te ayude a encontrarlo. En este sentido el trato con Dios y los sacramentos son de un valor inestimable.”
A partir de aquella respuesta, le siguieron más preguntas que fueron despertando la expectación del público. Entonces me di cuenta que todo lo relacionado con el dolor humano despierta un gran interés.

Llegó un momento que otra estudiante me preguntó:
¿has pensado alguna vez en suicidarte?
Como enseguida noté que la pregunta me la hacía por algún motivo personal, le respondí:
Desde luego que sí, especialmente esta mañana, ya que ha sido durísima…
Después de dejar pasar unos segundos le aclaré:
el dolor en sí no me gusta, ni para mí ni para nadie. En esos casos me planteo dos opciones: suicidarme o luchar por ganarme el cielo. De las dos me quedo con la segunda y qué quieres que te diga,  estoy seguro que he acertado, ya que a pesar del sufrimiento soy feliz.
Me doy cuenta que las personas no están acostumbradas a dar respuesta al sufrimiento y eso les obliga a reflexionar sobre el sentido de sus vidas. Muchas veces una sonrisa en medio del dolor es la mejor receta.